transplantaba unos cactus que le regalaron a mi esposa. Muy ajados,
deshidratados, con arañas...en fin un poco descuidados. Sin embargo la nobleza
de estas plantas puede hacerlas salir adelante, aún cuando secos y golpeados dan
pimpollos: La imagen es elocuente, vamos a ver como quedan...

Además quiero dejar un poema que me marcó desde adolescente, quizás por eso me atraen los cactus...
¡Avanti!
Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsecación asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte...
¡Todos los incurables tienen cura
cinco minutos antes de su muerte!
Algo que me quedó en el tintero: una cajita de madera comprada en un cachivachero y que en un ataque artístico, y empujado por el amontonamiento creativo de las vacaciones de invierno, quedo algo así: